lunes, 26 de noviembre de 2007

Recordando Dark City

Recordando grandes películas oscuras, se me pasa por la cabeza Dark City, ciertamente Alex Proyas saltó a la fama con The Crow, pero en mi personal gusto Dark City la supera. También supera a otras exitosas películas postmodernas posteriores que tuvieron un marketing más trabajado, me refiero a Matrix, un refrito de esta película ( véase esta comparación de Quinta Dimensión: http://www.quintadimension.com/article193.html ) y de la literatura de William Gibson.

A continuación dejo un artículo de Pablo del Moral publicado en Cinencanto, sin dejar de destacar algunos aspectos que hacen a esta película única. Quizá lo más notable puede ser la atmósfera conseguida que es consecuencia de un cuidadísimo tratamiento del claroscuro y del color negro y que produce imágenes tan espectaculares como ésta:



el uso del sonido y de resonancias cinematográficas del mejor cine negro clásico y del expresionismo de un Nosferatu completan un rotundo logro artístico. Como contraste a esta oscuridad encontramos al personaje encarnado por una Jennifer Connelly retratada con una belleza extraordinaria y con una actuación magnífica.

La película funciona en el plano metafórico al igual que Matrix, con el contraste entre la realidad aparente y la verdadera, pero a diferencia de aquella sostiene algo más que la peripecia, acudiendo a las vivencias y a la memoria del personaje principal; esto hace en definitiva mucho más intenso el drama y de una profundidad simbólica mayor, y desde luego de un valor literario notable.

Ahora el artículo prometido...

New Line Cinema, 1998
100 minutos
Dirigida por Alex Proyas
Escrita por Alex Proyas, Lem Dobbs y David S. Goyer
Editada por Dov Hoenig

Elenco:
Rufus Sewell ... John Murdoch
William Hurt ... Inspector Frank Bumstead
Kiefer Sutherland ... Dr. Daniel P. Schreber
Jennifer Connelly ... Emma Murdoch/Anna
Richard O'Brien ... Mr. Hand
Ian Richardson ... Mr. Book
Imágenes © 1998 New Line Cinema El director Alex Proyas fue uno de los incipientes pioneros que en los ochentas contribuyó a la creación del odiado/aclamado "estilo MTV", cuya experimentación con nuevas técnicas, corrientes artísticas y modos de filmación terminaron influyendo casi todas las artes visuales a lo largo de dos décadas (y contando).

Muchos directores de videoclips hicieron eventualmente su transición al cine (y lo siguen haciendo), pero la gran mayoría fracasó al aplicar su avanzado estilo visual en guiones huecos o irrelevantes. Sin embargo, unos pocos encontraron material apropiado para lucir su talento y mostrar que no sólo sabían crear atractivas imágenes, sino que podían conducir una narrativa interesante y hasta inteligente.

Sobra decir que con "The Crow", de 1994, Alex Proyas demostró ser parte de la elite, y aunque esa película recibió mayor atención por la muerte accidental de su protagonista, Brandon Lee, eventualmente fue aclamada como una brillante adaptación que no sólo respetaba la trágica historia escrita por James O'Barr, sino que emulaba perfectamente bien la lúgubre atmósfera retro-futurista de la novela gráfica.

Gracias al éxito de "The Crow", Proyas recibió numerosas ofertas para repetir el fenómeno, pero el director no tenía prisa alguna de fungir como capataz mercenario en alguna barata imitación, y mejor prefirió iniciar la producción de una cinta más interesante y personal. Cuatro años después, estrenó la extraordinaria "Dark City".

Combinando acertadamente elementos del cine "noir" y conceptos bien conocidos por la ciencia ficción literaria, Proyas y su equipo de escritores (Lem Dobbs y David Goyer) crearon una historia que comienza como muchos misterios detectivescos de la década de los treintas, pero que eventualmente se transforma en un complejo cuestionamiento del origen de la conciencia: ¿son nuestros recuerdos lo que da forma a nuestra personalidad? ¿O existe un factor intrínseco que determina nuestra identidad?

Al principio de la película encontramos al protagonista despertando súbitamente en una bañera llena de agua, en un anónimo cuarto de hotel. Desnudo, se incorpora tambaleante y descubre el cadáver de una mujer y la posible arma homicida. Pero el hombre no tiene memoria alguna de lo ocurrido, ni de su propia identidad. Entonces, recibe una llamada de un misterioso hombre, que se identifica como el Dr. Schreber (Keifer Sutherland), quien le indica que debe huir, pues "los extraños" están por llegar.

Y así empieza la demencial aventura de John Murdoch (Rufus Sewell), cuyo recorrido por la tenebrosa ciudad lo lleva a descubrir una extraña conspiración implementada por siniestros seres con el poder de alterar la realidad. Aparentemente los "extraños" están realizando un experimento sobre los habitantes de la ciudad, alterando sus memorias y examinando los resultados de sus interacciones.

Pero, experimento o no, parece haber un asesino suelto en la ciudad, y el Inspector Bumstead (John Hurt) encabeza la investigación en el caso... y Murdoch se perfila como el principal sospechoso. Así el policía interroga a Emma (Jennifer Connelly), esposa de Murdoch, y el rastro lo lleva a descubrir el cadáver de otra prostituta.

Mientras tanto, Murdoch se pone en contacto con el Dr. Schreber, quien le revela más detalles sobre la conspiración... y sobre el poder que Murdoch mismo está desarrollando, con el que podría vencer a los extraños y liberar a los habitantes de la oscura ciudad.

Lo primero que llama la atención en "Dark City" es el fantástico diseño de producción de George Liddle y Patrick Tatopoulos, y la cinematografía ultra-noir de Dariusz Wolski, que se combinan para crear una atmósfera a la vez extraña y familiar, donde los clichés del cine de detectives toman un perturbador ángulo difícil de explicar, hasta que conocemos el secreto de la ciudad.

El mesurado uso de efectos especiales complementa esa atmósfera, y las asombrosas imágenes que ofrecen nunca son gratuitas o innecesarias... siempre respaldan las ideas del guión y cristalizan vívidamente los bizarros conceptos que integran la trama.

Pero, si bien es el aspecto visual lo primero que atrae al espectador, son las ideas lo que convierte esta película en una memorable experiencia. Quizás la búsqueda y definición de la identidad no sea un tema muy nuevo en literatura fantástica, pero pocas películas lo han abordado con igual seriedad y consistencia. Y aunque "Dark City" no ofrece respuestas absolutas, representa un fascinante punto de partida para que cada espectador saque sus propias conclusiones y emita su juicio... o permanezca indeciso.
El trabajo de los actores es bueno pero, al encarnar arquetipos del género noir, me atrevería a decir que no importa tanto su talento, sino que resulten adecuados para representar sus icónicos papeles... y, desde luego, encajan a la perfección.

Nunca he tragado al actor Rufus Sewell, pero en "Dark City" cumple a la perfección el papel de confuso protagonista que lentamente comprende no sólo la situación que lo rodea, sino su importancia en la misma. Jennifer Connelly nació para encarnar a la típica mujer fatal imaginada por Raymond Chandler y Dashiel Hammett, y John Hurt asimila magníficamente el ingrato papel del Inspector Bumstead, el clásico policía simplón, pero implacable y secretamente sagaz. Y, claro, no puedo olvidar al gran Keifer Sutherland como el taimado Dr. Schreber, que podría ser un traidor que colabora con los extraños... o el redentor de la ciudad.

También merecen mención tres actores secundarios con papeles relativamente cortos pero significativos. La guapa Melissa George es una de las víctimas del misterioso asesino que asola la ciudad; el finado Ian Richardson presta su usual gravedad y peso dramático en el papel de Mr. Book, aparente líder de los extraños; y el gran Richard O'Brien (¡Riff Raff!) es el más tenaz cazador que busca destruir al protagonista... hasta que es seducido por su humanidad.

En sus mejores momentos, la ciencia ficción funciona como una torcida analogía de la realidad, que nos permite analizar los más fundamentales aspectos de la experiencia humana en un contexto más asimilable y provocativo. "Dark City" cumple perfectamente con ese criterio, y al mismo tiempo es un excelente homenaje al cine noir, realizado con tremenda creatividad, imaginación y estilo. Las más recientes películas de Alex Proyas, "Garage Days" (2002) y "I, Robot" (2004) no lograron igualar la calidad narrativa y emocional de sus previas obras, pero confío en que este talentoso director egipcio-australiano encontrará eventualmente material de similar inteligencia y complejidad. Mientras tanto, sólo queda esperar el largamente prometido DVD con la versión del director de "Dark City"... aunque su versión "normal" sigue siendo brillante, muy entretenida y definitivamente memorable.