martes, 30 de enero de 2007

BATMAN: AÑO UNO, de Frank Miller y David Mazzucchelli

Artículo original de David Fernández Fernández



Edición original: Batman # 404-407 (1987); DC Comics.
Edición España: Batman # 1: Coleccionable Semanal; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Frank Miller.
Dibujo y entintado: David Mazzucchelli.
Color: Richmond Lewis.
Formato: tomo de 96 págs.



A estas alturas resulta una obviedad decir que Batman: Año Uno es una obra maestra. Pero no por obvio resulta menos cierto. Además del pilar sobre el que sustentaría gran parte de la mitología moderna del Hombre Murciélago, y un referente de proporciones casi míticas para varias generaciones de artistas y lectores, esta obra supone la reivindicación de los cómics de superhéroes como un campo donde, más allá de las limitaciones y convencionalismos inherentes a todo género, poder desarrollar historias que conjuguen entretenimiento, diversión, y un innegable valor artístico, todo ello abordado desde un punto de vista serio y, en la medida de lo posible, realista. Pero Año Uno también representa la demostración empírica de la fórmula, pocas veces llevada a la práctica, según la cual el resultado final es mayor que la suma de las partes. Y si tenemos en cuenta que en este caso las partes en juego son Frank Miller y David Mazzucchelli, podemos hacernos una idea del nivel que ambos mostraron en este cómic, no en vano estamos ante dos auténticos genios del noveno arte que a su talento e inspiración habituales aportaron un plus adicional que derivó en una colaboración tan armónica como memorable.

SINOPSIS: “Un Bruce Wayne veinteañero regresa a Gotham City tras completar un intenso periodo de entrenamiento alrededor del mundo. En su mente ronda la idea de honrar la memoria de sus padres luchando contra el crimen, para lo cual terminará adoptando una identidad inspirada en su más profundos temores. Simultáneamente, el teniente de policía James Gordon se traslada a la misma ciudad con la intención de demostrarse a sí mismo, y a sus superiores, que está más que capacitado para ejercer su cargo. Sin embargo, tendrá que lidiar con corruptos representantes de los diversos estamentos de Gotham, y compaginar su frenética rutina laboral con su vida familiar.”

La estructura queda clara desde las primeras páginas: mediante un juego de paralelismos propuesto por los autores, el lector acompaña a Bruce Wayne y James Gordon a lo largo de 12 meses, mientras ambos se labran un futuro en sus respectivas ocupaciones. Bien podría decirse que se trata de la historia de dos hombres y un destino, pues pese a variar en la elección de los métodos a aplicar, comparten un mismo objetivo final: acabar con el crimen en Gotham. Mientras Wayne encontró en el fallecimiento de sus padres el hecho detonante y la motivación necesaria para ajusticiar criminales, Gordon trata de reivindicarse profesionalmente, así como contribuir a que el mundo que le rodea sea un lugar mejor para su futura hija. Ambos comparten un férreo sentido de la justicia, de la responsabilidad, el deber, y el honor, virtudes poco comunes en una ciudad en decadencia donde proliferan el crimen y la corrupción. Pero estamos ante dos héroes dispuestos a marcar la diferencia, y aunque en su cruzada se toparán con individuos de la peor calaña dipuestos a echar por tierra sus planes (el Detective Flass, el Comisario Loeb, o Carmine Falcone), encontrarán apoyo necesario en personajes como Alfred, sempiterno mayordomo de la familia Wayne, el entusiasta fiscal del distrito Harvey Dent, o la sugerente Detective Sarah Essen.

Fluida, sutil y precisa. Así es la narración de este Año Uno, donde cada página ejemplifica un dominio apabullante de los resortes del medio por parte de sus autores. Frank Miller parte de un esquema propio de una historia de género negro o policíaco, potenciando los tintes realistas para lograr humanizar a los protagonistas, y de paso empatizar con el lector. Gordon y Wayne sienten, sufren y padecen. Se equivocan, rectifican y aprenden de sus errores. Sus motivaciones y reacciones, así como las situaciones en las que se ven envueltos resultan tan creíbles como razonables, dotando a la obra de una coherencia interna poco habitual, y a los peronajes de una lograda tridimensionalidad. La trama, perfectamente estructurada, transcurre con un ritmo envidiable, manteniendo en todo momento la atención del lector, sin que su interés sufra ningún tipo de altibajo. En cuanto a los diálogos, están a la altura del resto de la obra, logrando captar en apenas un par de viñetas los rasgos definitorios y diferenciadores de cada personaje.

En lo que a David Mazzucchelli se refiere, pocas dudas caben de que estamos ante uno de sus mejores trabajos. Ya había dado muestras significativas de su talento en obras como Daredevil: Born Again, también con guiones de Frank Miller, La Ciudad de Cristal, adaptación del relato homónimo de Paul Auster, o las más personales Hombre Grande o Discovering America (publicadas en España por El Wendigo). Pero en Batman: Año Uno realiza un asombroso despliegue de recursos: con un estilo realista como base, encuentra el equilibrio perfecto entre la profusión de detalles y la economía de líneas y trazos, mostrando una habilidad para la composición de página y el sentido del ritmo que roza la perfección. Su visión del “Caballero Oscuro” (antaño conocido por estos lares como “El Señor de la Noche”) parece estar claramente inspirada en las más clásicas versiones del personaje, captando su esencia primigenia hasta plasmarla de forma sobria y discreta, imprimiéndole el aura de misterio y respetabilidad necesaria. La opción de recurrir a tonos más oscuros (grises y negros, únicamente) para el traje del “Hombre Murciélago” resulta todo un acierto, dotando al alter ego de Bruce Wayne de un aire tan elegante como aterrador, idóneo para infundir una sensación de respetabilidad, misterio y terror sobre los criminales.

El colorista Richmond Lewis raya a gran nivel, empleando una paleta en la que predominan los tonos oscuros (como suele ser habitual en los cómics protagonizados por el más famoso de los “gothamitas”), complementándose a la perfección con el estilo de Mazzucchelli, y contribuyendo de forma decisiva a la sensación de realismo que impregna la obra.

Como comentábamos en líneas precedentes, la influencia de esta obra es innegable en muchos autores contemporáneos, pues además de haber marcado una tendencia sobreexplotada de reformular los orígenes de los más diversos personajes de DC Comics, (Robin: Año Uno, Batgirl: Año Uno, JLA: Año Uno, Nightwing: Año Uno, etc…), algunos de los personajes y situaciones planteadas enriquecieron la continuidad de Batman, al ser desarrollados con posterioridad en diversos proyectos, como los muy recomendables El Largo Halloween, Dark Victory o Catwoman: si vas a Roma…, donde se profundizaba en la figura de Carmine Falcone. A su vez, cabe comentar como curiosidad que este cómic tuvo su correspondiente secuela titulada, como no, Batman: Años Dos, realizada por Mike W. Barr, Alan Davis, Paul Neary, o Todd McFarlane, entre otros. El resultado, sonrojante hasta para los más entusiastas seguidores del personaje, derivando de su lectura una inevitable sensación de que bien habrían hecho obviando toda pretensión de relacionar de cualquier modo ambas obras, por resultar un atentado contra el buen gusto.

A su vez, gran parte del metraje de la excelente película Batman Begins, del siempre interesante Christopher Nolan (Memento, Insomnia, El Truco Final: El Prestigio) encuentra inspiración en este cómic, propiciando una brillante adaptación, por momentos casi traducción, del noveno al séptimo arte.

Ya han transcurrido veinte años desde su publicación, y la lectura de Batman: Año Uno continua siendo tan fresca, sugerente y satisfactoria como el primer día, ejemplo paradigmático de una década mágica para el cómic norteamericano. De obligada compra y lectura para todo buen aficionado al mundo del cómic que se precie.

Valoración: 10/10.

Un saludo y hasta pronto! (eso espero)

Esta entrada fue publicada el Lunes 29 de enero de 2007 en 1:46 pm y esta archivado en RESEÑAS. Puede acompañar las respuestas a esta entrada a través de RSS 2.0 feed. Puedes deje una respuesta, o trackback de tu propio sitio.

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